miércoles, 10 de enero de 2007

LOS REYES MAGOS DE MARIETTA



Parece que le han echado mal de ojo. Esta semana, Marietta sufrió un terrible percance con los Reyes. Los de Oriente.

Mi queridísimo Paco:

Vivir se está convirtiendo en una profesión peligrosa. Y asistir a una cabalgata de reyes es casi una misión suicida. Ha estado a punto de ocurrir un “marietticidio” y nadie parece escandalizarse. No te lo vas a creer, pero sufrí un terrible crimen contra mi persona en la cabalgata. Uno de los Reyes Magos (no me preguntes cuál de los tres porque no lo recuerdo) decidió pagar su estrés laboral lanzándome a la cabeza un puñado de caramelos. Dirás que eso es lo que se suele hacer todos los años en las cabalgatas, ¿verdad? Pero te aseguro que, en mi caso, fue un atentado en toda regla, porque perdigonazos como aquellos no fueron mecánicos en absoluto, sino más bien intencionados y con mala baba. Un caramelo de limón –que, encima, son los que menos me gustan- me abrió una brechita en la frente que me dejó inconsciente sobre la acera. Bueno, reconozco que fingí un poco porque una de mis fantasías animadas de toda la vida ha sido desmayarme en público y que me viniese a reanimar un médico tipo George Clooney. La realidad, cruel espejo, me envió a mi marido. Que no se enteró hasta unos minutos después porque estaba peleándose con dos críos de seis años por unos sugus.
Mi terrible intento de homicidio ha sido sólo uno de los problemas que la realeza mágica ha traído a mi hogar, dulce hogar. Yo, que siempre había estado a favor de la monarquía navideña, o sea, que yo soy de los Reyes Magos de toda la vida, me he hecho republicana, y las próximas fiestas pediré los regalos a Papá Noel. Aunque, por si acaso, no iré a verlo, no vaya a ser que me arree con los cuernos de Rudolph, el reno del hociquillo colorado, ¿verdad?
Por si no hubiera tenido bastante con el caramelazo, cuando desperté al día siguiente, Sus Majestades de Oriente tuvieron a bien obsequiarme con una plancha. Sí, una plancha. De las de planchar la ropa. Muy mona, sí. Modernísima. Con lucecitas, como los coches tuneados.
¿Y aún quieres que no me pase a la competencia?
Parece mentira: casi 30 años de democracia y feminismo y me regalan una plancha. Le pregunté a Samuel: “¿acaso he sido mala contigo este año?”. “¿Por qué dices eso, amor mío?”, me preguntó. “Porque regalarme una plancha es como regalarle unas cadenas de hierro nuevas a un esclavo. Hubiera preferido carbón, que ése por lo menos se come”, le contesté yo. “Pero, para que veas que no te guardo rencor, esta noche te dejo que estrenes tú solito el sofá que tus cómplices, Melchor, Gaspar y Baltasar, te han traído por haber sido un buen marido. Ah, y no hace falta que vuelvas a la cama hasta dentro de un par de semanas. Quiero que goces el sofá plenamente. Yo me acostaré con la plancha”.



Afectuosamente,
Marietta de los Espíritus

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobre Marietta... Mira que regalarte una plancha... A quién se le ocurre!!! Besos y afros desde Bcn.

Queen of Leon!!! dijo...

ahhh

q mal plan eso de los regalos, y ahora pensandolo bien yo creo q los reyes magos fueron los q me enviaron
ese castigodivinomearrepientodemispecados
para q la sufriera de veras este nuevo año.....ª_ª