martes, 1 de febrero de 2011

Los miserables vs. Mamma mia


No discutiré sobre la pureza teatral de los musicales que, desde hace poco más de una década, se han puesto tan de moda en España. Que si son franquicias, que si son espectáculos para las masas, que si hacen poco por los autores del país... son argumentos que suelen esgrimirse a la hora de criticarlos. El caso es que a mí me gustan. Pero solo los que se hacen en Madrid y Barcelona. A principios de año estuve en el teatro Nuevo Apolo de Madrid para ver Los miserables, el último gran musical que quedaba por estrenar por estos lares, tras Cabaret, El fantasma de la ópera, Spamalot, Hair, Cats, Chicago y Mamma mia!. Espectáculos de gran formato, muy caros, que -en mi opinión- quedan devaluados cuando salen de la capital. Los miserables no tiene nada que envidiarle a los montajes de Broadway o el West End en lo que a producción, ritmo (endiablado) y calidad se refiere. Ni siquiera en emoción. Las interpretaciones de sus actores y músicos son vibrantes y brillan al más alto nivel. Merecen una mención especial Gerónimo Raunch (¡qué voz!) en el papel de Jean Valjean e Ignasi Vidal como Javert, que ofrece uno de los números más brillantes en la segunda mitad de la obra. 

Hace un par de días vi en el Palacio de Congresos de Valencia Mamma mia!, basada en las canciones de ABBA. Buena parte del enorme éxito de este musical en España radicaba en Nina, que imprimía su personal sello al papel de Sophie. Pues bien. Lo que llevan a "provincias" es un espantoso y vergonzoso pastiche que no dudaría en calificar de "aceptable" si se tratase del espectáculo de una compañía amateur. 69 euros por esta... cosa es, simplemente, una ESTAFA.
Ahora, con el AVE, no hay excusas. Gástate la pasta en el tren y disfruta de un buen espectáculo casi por el mismo precio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues tiene usted razon caballero.