miércoles, 26 de marzo de 2008

De rutas, monasterios y alergias

Hoy es noticia lo mal que dormimos los valencianos. Somos, por lo visto, los que más dificultades tenemos a la hora de conciliar el sueño. ¿Y eso por qué?, me pregunto yo.

A lo mejor es porque nos agobia tanto tener que pagar la hipoteca que, finalmente, nos desvelamos. Pero eso pasa porque nos soñamos que vivimos rodeados de lujos y riquezas, en palacios impresionantes. Casi podemos bañarnos en monedas, como hacía el tío Gilito en los dibujos animados (con lo incómodo que debe de ser eso y con lo mal que huelen las monedas). Claro, es un sueño tan tan tan irreal hoy en día, que la realidad termina por aparecerse hasta en sueños en forma de cobrador del frac.

Esta mañana me he encontrado con una amiga, dueña de una inmobiliaria, que se iba a hacer un curso de formación en seguros porque decía que la venta de pisos está mal. Muy mal. Y que hay que buscarse la vida. Si es que no se podía estar toda la vida viviendo de la construcción. Que esto, tarde o temprano, tenía que acabarse. Claro: no se venden pisos, así que ya no se hacen. No se hacen pisos y, por lo tanto, no se venden muebles para los pisos. Porque es absurdo comprarse un armario si no tienes dónde meterlo. A no ser que te guste tener armarios en los solares. Y como no se venden muebles y etcétera, etcétera. Esto es como una cadena.

Les propongo dos alternativas. Pero depende de sus creencias. Depende de su fe (fe de dos clases diferentes, pero fe al fin y al cabo). Quiero decir: si usted es creyente, encomiéndese a algún santo bueno (aunque se supone que todos lo son). Y si no es creyente, eche una primitiva o una quiniela.

A ver qué pasa.
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Desde hace unos días los habitantes de las comarcas de La Ribera, La Vall d'Albaida y La Safor ya pueden disfrutar de la excepcional Ruta dels Monestirs-Pas del pobre, pues ya está completamente señalizada (ha costado más de 200.000 euros). Esta ruta puede realizarse en vehículos motorizados o por senderos. Hablamos de ello con Agustí Ferrer, director facultativo de este proyecto y director del Museu Municipal d'Alzira:
agusti_ferrer.rar


Nuestra amiga Marietta comenta cómo ha pasado estos últimos días de vacaciones de Semana Santa. Más abajo tenéis el audio:

Mi queridísmo Paco:
No te imaginas lo duro que se me está haciendo el regreso. Tendrían que hacer obligatorios los puentes vacacionales. Pero sin abusar, ¿eh?: una semana de vacaciones cada dos meses yo creo que es lo ideal, ¿verdad? Sería como una especie de período de descompresión, parecido a eso que hacen los astronautas. Ahora, una cosa te voy a decir, a mí se me ha hecho muy corto y tengo la sensación de que me va a dar una depresión caballar, o sea, de caballo, o sea, de agárrate y no te menees. Pero, en fin, será cuestión de ir haciéndose a la idea.
Lo que me resulta desconcertante a la vuelta a la normalidad es la sensación de irrealidad que te rodea. Quiero decir que estos días suponen una especie de parón, como cuando le das al botón de la pausa del deuvedé cuando te entran las ganas de ir al lavabo y no quieres perderte lo más interesante de la película. Es como si hubiera caído una bomba nuclear, como en las películas ésas en las que sólo queda un superviviente, un insignificante granito en medio de un desierto de ruinas y arena, y no pasara nada. ¿Alguien recuerda los datos del paro o la subida de precios o las últimas elecciones generales? ¡Con la cantidad de horas de conversación y páginas de periódicos que llenaron! ¿Qué pasará ahora con la polémica de la contrata del agua o con las empresas públicas que tanto soliviantaron a la oposición? ¿Y qué con las críticas que tanto incordiaban al gobierno? Pues nada. Que volveremos otra vez a oírlas y será como si aquí nada hubiese pasado. ¿Entiendes ahora el porqué de mi petición de esos puentes festivos obligatorios? Más que nada porque así descansamos nosotros de ellos. He de decirte que a mí el puente me ha venido fenomenal, que me siento llena de energía y con las pilas cargadas a tope. Y a Samuel ni te cuento cómo le ha sentado. Ya lo tengo mirando todos los hoteles con spa del país porque dice que piensa recorrérselos todos. Desde que descubrió las piscinas con burbujas y los baños turcos es otra persona. Aunque suene mal, yo prefiero aprovechar ese tiempo apoyada en la barra del bar del hotel degustando un dry martini. Para mí resulta tanto o más relajante un buen cóctel que unos minutos tumbada en una camilla embadurnada de chocolate, que ahora lo mismo sirve para cocinarlo en salsa con unos macarrones que para bañarse en él. En cuanto a los jacuzzis, me marean. Y en los baños turcos me asfixio toda. La vinoterapia no es apta para personas como yo, con cierta tendencia al consumo excesivo de alcohol. Y por más que me repitan que no es apto para ser ingerido, se vé que la cabra tira al monte y termino por bebérmelo. Y eso del barro me da un poco de asco porque me da la sensación de que se mete por todos los recovecos de mi cuerpo. Por eso, mientras mi marido disfruta de los vapores y demás, yo me embriago, y nunca mejor dicho, con las excitantes mezclas surgidas de la coctelera de un buen barman.
A cada uno lo suyo.
Afectuosamente, Marietta de los Espíritus

marietta_26-03.rar




Ya estamos en primavera y son éstos malos tiempos para los alérgicos.
Dicen que la alergia es la enfermedad que trae el viento y que debido a la contaminación y a nuestros hábitos de vida cada vez va extendiéndose más.
De cómo se trata y de más curiosidades hablamos con nuestro invitado Fernando Heras, alergólogo:
fernando_heras.rar

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