Esta mañana creía que estaba protagonizando un remake de la película ésta de zombis, la de “28 días después”. Ahora está en los cines la segunda parte. Que se titula “28 semanas después”. Están preparando ahora la tercera entrega que, adivinen cómo se llamará: ¡sí! ¡28 meses después! Y así, sucesivamente.
No sé si la han visto. En la primera entrega, el protagonista se despierta de un coma en un Londres desértico. Es como si hubiese caído una bomba y hubiera acabado con cualquier rastro de vida. Pero no. Descubre, al poco, que hay un montón de muertos vivientes por ahí pululando.
De golpe y porrazo, me veo la emisora rodeada de vallas, zanjas y máquinas. Y digo: ya está. Nos han invadido. Los zombis.
Y es que aquí se van a continuar con las obras del Paseo Germanías y lo tenemos todo manga por hombro. Pero, qué importantes son las obras, ¿verdad? De hecho, no nos engañemos, si no fuera por las obras, este país no estaría como está. Las obras forman parte de nuestra idiosincrasia, como el humor negro, la paella y, yo que sé, los toros.
Las obras forman parte del paisaje español, igual que la Torre Eiffel es símbolo de París o la estatua de la libertad lo es de Nueva York. Yo creo que en lugar del mítico toro de Osborne como souvenir turístico, deberíamos hacer figuritas de andamios y debajo una leyenda que dijera: recuerdo de España.
Qué sería de las mujeres sin esos obreros aduladores, silbando desde lo más alto, gritando esas rimas delicadas sobre la belleza femenina. Alguna feminista se me lanzará al cuello, pero es un riesgo que acepto. Y qué sería de las mujeres sin ese placer para sus ojos que es ver una cuadrilla de fornidos albañiles. Qué sería de esos jubilados que, sin obras, se aburrirían un montón. Porque, quién mejor que un jubilado para criticar en una zanja.
En fin, lo que quiero decir es que las obras son necesarias. Aunque hay algo que no entiendo: ¿por qué algunas parece que se repiten? Enfrente de mi casa, por ejemplo, han hecho el mismo agujero cuatro veces. Es lo que yo digo: déjalo ya abierto y cuando no lo uses tápalo con Uralita o una manta o algo.
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Lola Grande es una excelente bailarina (fue primera figura en el Ballet de la Ópera de París y profesora de Tamara Rojo) que estuvo en "Protagonistas Gandia" para hablarnos de su participación en la gala benéfica "Una mano por la vida" y de su trayectoria profesional. Puedes descargarte la entrevista aquí: lola_grande_gala_mano_a_mo.rar
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