miércoles, 18 de junio de 2008

Finalmente, la Conselleria de Educación ha aceptado la propuesta de Gandia y construirá, en Benipeixcar y en Beniopa-Passeig, dos institutos de Eso y Bachillerato. Ha costado, pero se ha logrado. Ya tendrán tiempo de colgarse medallas cada uno de los gobiernos que participan en esta historia. Mientras tanto, esta decisión contribuye a que haya menos paro en nuestra ciudad en los próximos dos años de crisis-periodo de dificultad objetiva-recesión-o como quieran llamarlo.

Está a punto de llegar una ola de calor y Sanidad y ya ha activado un plan para atender a ancianos, que son blanco fácil de las altas temperaturas. Ya saben lo que toca: tomar muchos líquidos, no practicar deporte cuando el calor aprieta y procurar ir por la sombra.

Habría que evitar también los calentones: ¿sabían que ya se dan cursos prematrimoniales a niños de 14 años? Qué precocidad. A este paso lo de tener un bautizo, una comunión, una confirmación y una boda, va a ser todo seguido: cada semana, uno. Nunca entenderé esa manía por hacerse mayores. ¡Con las ganas que le entran a uno de volver a ser un niño cuando llega el momento de hacer la declaración de la renta!

Hablando de sexo: “1.300 valencianos usan aparatos para alargarse el pene y tenerlo más grueso”, según publica el diario 20 Minutos.

Yo preferiría tener un mes más de vacaciones, pero cada cual tiene sus prioridades.
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Mayca Castro nos habla de los sueños. ¿Pueden éstos interpretarse? ¿Se puede llegar a alguna conclusión sobre nuestro estado vital a raíz de un sueño? Seguro que alguna vez has soñado con que se te caían los dientes. O que te caes por un precipicio. Escucha a nuestra psicóloga de guardia:




Xavier Pérez, gerente de la empresa La Safor Iniciatives Culturales, propone para los próximos meses de verano un interesante viaje a la ciudad de Roma, pero desde una perspectiva muy "gandiense": visitaremos la Roma de los Borja.
roma_dels_borja.rar




Y ésta es la carta que nos enviaba nuestra amiga Marietta:

Mi queridísimo Paco:

Vaya la que ha liado la Obregón. Habrás comprobado que durante estas semanas yo he guardado un respetuoso silencio. Porque cuando la Justicia actúa, los demás debemos callar prudentemente. Con lo que tarda en actuar, mejor no entorpecer su labor, ¿verdad? Pero es que ya no puedo más: me alegro de que se haya caído el mito. Porque esta mujer ni es actriz ni es graciosa ni es nada. Y dudo, incluso, de que sea bióloga, aunque ella lo proclame a los cuatro vientos. Mas no importa porque nunca fue santo de mi devoción. Lo que no le consiento es que se meta con mi Canti. Porque yo a mi Canti sí que lo tengo en un pedestal. No te digo más que Samuel le está cogiendo unos celos tremendos. Que el otro día vi cómo le pintarrajeaba unas gafas y un bigotito a una de las fotos que tengo yo en el salón de mi Canti. Porque yo a mi Canti le tengo reservado un rinconcito en el salón. Ay, Cantizano, qué bien hecho estás, hijo mío…
Pero para terremoto el de esta semana. Mi tía Paquita, la de Oliva, dice que se llevó un susto de muerte. “Pero, tía Paqui, si el epicentro estuvo en Rafelguaraf”, le dije yo, “como mucho sentirías un escalofrío”. “Mira, yo no sé dónde está el centro ése, pero te puedo asegurar que a mí el suelo se me movió bajo mis pies como que me llamo Francisca”, me contestó ella. No quise seguir, pero para mí que lo que notó fue una de ésas ‘mascletàs’ que tiran a los nenes cuando van a tomar la primera comunión, ¿verdad?
Ya era lo único que nos faltaba: un desastre natural. Entre la huelga de transportistas, el periodo de dificultad objetiva (o sea, crisis) por el que atravesamos, la telebasura y que mi colesterol se ha disparado hasta límites insalubres, estoy por retirarme a un convento, a ver si allí me reencuentro conmigo misma mientras pasa el temporal.
De momento, a Samuel ya le he dicho que en esta casa se ha acabado el chorizo y los postres de chocolate. Y que ya puede ir haciéndose a la idea de que vamos a parecer conejitos de la cantidad de hierba que vamos a comer. Él me ha dicho que no tienen ningún inconveniente, pero me obliga a desmontar el ‘altaret' de Cantizano del salón.
Ay, lo que hay que hacer para conservar la salud… y el matrimonio.

Afectuosamente,
Marietta de los Espíritus


Si lo prefieres, puedes escucharla aquí:

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